“Tu vida es el resultado de la suma de decisiones que haces, consiente e inconscientemente. Si tú puedes controlar el proceso de elección, entonces tú puedes tomar el control de todos los aspectos de tu vida. Tu puedes encontrar la libertad que viene de hacerte cargo de ti mismo”. Robert F Bennett.
¿Alguna vez te has parado en el supermercado y te has sentido abrumado por las opciones?
No es broma, por ejemplo quieres comprar un cereal y encuentras como 3 marcas
del mismo tipo y como 4 tamaños del mismo producto y entre estar comparando los
precios, la cantidad y la calidad, puede ser abrumador tomar una decisión. ¿No
te ha pasado?
Todo el tiempo estamos nadando en opciones, hacemos de
cientos, sino miles de opciones todos los días… A qué hora levantarse, que y
cuanto y cuando comer, que tan duro trabajar hoy, hacer ejercicio o no, como te
vestirás, lectura, meditación, moverse a otro lugar, tomarse un tiempo para
nosotros, que correos abrir, escribir y reenviar, cuanto gastar…
Y a pesar de esta realidad, muchos se comportan como si tuvieran pocas opciones o no tuvieran
opciones. Sus conversiones están determinadas por palabras como “tengo que
hacerlo, no tengo opción”
Sin pensarlo, ellos dicen: “Tengo que trabajar 20 horas al día
y los fines de semana” “Tengo que hacer la comida todos los días” “Tengo que
soportar esto, no tengo opción”
Pero que crees “no tienes que”, “tú eliges que”
Tú tienes que admitir que siempre tienes opciones. ¿Observas
la diferencia que hace el hacer el uso de palabras como “yo tengo que” y “yo
elijo que”?
Haz este pequeño experimento y di en voz alta “yo tengo que
lavar mis dientes 3 veces al día” y después di “yo elijo lavarme los dientes 3
veces al día”, o esta otra frase, “yo tengo que esforzarme” comparada con esta “yo
elijo esforzarme”…
Ahora haz una prueba con un ejemplo de tu propia vida y di en
voz alta ambas formas, observa cómo te sientes cuando pronuncias cada una de
las dos formas.
Vez como puede es asombroso el intenso poder que puede tener
una breve frase. El “tengo que” impone… y nadie le gusta que le impongan.
Ahora imagina estas simples palabras rápidas cientos de
veces en el día, semana tras semana, año con año. A la larga te despojan de la
capacidad de reconocer tus propias necesidades, tus opciones incluso y hasta
termina uno culpando a otros por nuestros propios tropiezos y fracasos.
Parece ser algo pequeño, pero realmente no lo es.
En una vida denominada por el conocimiento, lo cierto es que
estamos eligiendo en cada momento y eso nos permite experimentar, tratar,
descubrir, equivocarnos y aprender, tenemos siempre opciones, todo el tiempo
solo que dejamos de percibirlas.
Lo cierto es que... cada uno vive una vida de su elección.
Los “tengo que” nos encierran, nos limitan, nos impiden
buscar respuestas creativas. A veces también nos mantienen a salvo, pero también
nos mantienen atrapados.
¿Te has visto atrapado en tus propias decisiones derivadas
de “yo tengo que”?
Recuerda siempre hay opciones.
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